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viernes, 30 de septiembre de 2011

Franz Reichelt y el sueño de volar

Desde tiempos inmemoriales el hombre ha querido imitar el vuelo de los pájaros y conquistar los cielos. Leonardo Da Vinci hizo estudios detallados de la forma de volar de las aves, y dejó diseños de máquinas de máquinas con alas (moviéndolas con los brazos o con pedales), de paracaidas, de planeadores y hasta de algo parecido a un helicóptero. No tenemos noticias de que alguna de sus máquinas tuviera éxito, pero han servido de inspiración para otros pioneros.
Este es el caso de Franz Reichelt, prestigioso sastre francés que se basó en los diseños de Leonardo y experiencias propias para diseñar una especie de paracaidas que le permitiera saltar desde un lugar alto para llegar suavemente a tierra. Para probar su invento utilizó un muñeco y lo lanzó desde la Torre Eiffel, en aquel entonces la estructura más alta del mundo. El muñeco se estrelló contra el suelo, lo que Reichelt explicó por el hecho de que, siendo un muñeco, no podía abrir los brazos.
Decidió probar el invento arrojándose él mismo. Para esto requirió de un permiso especial de la Policía, y de firmar un documento que liberaba a las autoridades de la Torre de cualquier esponsabilidad si fallaba el invento.
Llegó el gran día. 4 de febrero de 1912. Esa mañana ya estaban reunidos para ver el acontecimiento unos cuantos espectadores, agentes de policía y un equipo de filmación con, cuando menos, 2 cámaras.
En el video se puede ver a Reichelt probándose el equipo. Se le vé dudar por unos 40 segundos antes de saltar. Al final se anima y salta y cae violentamente, dejando un agujero en el suelo. No sobrevivió a la caida, pero fue llevado a un hospital para que lo declararan muerto.
Desde entonces las autoridades de la Torre han prohibido los saltos humanos, permitiéndolos sólo si trata de muñecos. Sin embargo ha habido saltos sin permiso, como un noruego en 2005 que se mató al aventarse de la Torre en paracaidas para promover una marca de ropa y el salto de un extra cinematográfico en 1985 para una película de James Bond (A view to kill).





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